Entre potas y flautas...

Sorry, sé que esta semana he tenido esto (a lo que Qayna llama "hijo") un poco abandonado y ha sido por culpa de Bolonia. Bueno, no directamente. Es decir, aproveché la huelga para hacerme un "puente" y tirar para mi patria chica. Y ya se sabe que cuando yo estoy en mi pueblo... es lo que tiene ser del mejor pueblo del mundo (aunque internacionalmente aún no haya sido reconocido como tal).

Mi super puente en sí ha sido un poco decepcionante. ¿Lo mejor? Haber visto por primera vez a Sandra, mi nueva "sobrina". 2'5 kg de bebé, del tamaño de una Nenuca. Pero monísima. Estoy deseando que crezca un poco, porque cuando los bebés son todavía tan pequeños no se puede hacer nada con ellos. Y pienso educarla a mi manera. Lo primero que haré cuando la nena tenga ciertos ápices de conciencia será ponerle la canción Voy a ser mamá de Almodovar y el otro señor raro... Y si no, con la versión de Cristina Rapado puede ir empezando...

Apenas he visto a mis amigas, pero su ausencia la he compensado con mi gran vicio: el futbol (sí, he dicho mi gran vicio, porque el tabaco para mi es un hobbie). Me he hartado de ver partidos. Perdió el Madrid, ganó el Barça... Jornada perfecta.

Como anécdota de mi estancia he de subrayar la noche del sábado. La Gata se pilló el pedo de su vida (y eso que lo de convivir con la resaca es algo normal para ella) y potó. Potó mucho. Tanto, que tuvo para todos. Sobre todo para mi falda, que acabó con un bonito estampado aromático. El domingo, por supuesto, no se acordaba de nada. Y la pobre, toda avergonzada, me pidió perdón : "Joder, tía, es que encima que vienes poco voy yo y te recibo así". Bueno, se supone que en la amistad no todo es bonito, y si he soportado parte de sus fluidos estomacales mezclados con la tanda de chuletas que nos comimos en la parrilla, es que debo ser una gran amiga.

Y aquí estoy de nuevo, más nostálgica que nunca y deseando volver. Eso sí, sin la frente marchita....


Nos vemos en los bares.