jueves, 29 de enero de 2009

Creo que soy una delincuente


... porque he pegado a un anciano.

Llevo toda la semana encerrada en casa, solo he salido para la grabación de enClave y hoy, para hacer unas fotocopias. Por eso creo que no me lo merezco. Advierto que escribo esta entrada en caliente y con todo el cabreo del mundo.

Bajaba del C1 en casa de Qayna y había una cola impresionante para subir, por lo que al salir del bus he tenido que esquivar a algunas personas, entre ellas un VIEJO VERDE (aunque debería omitir lo de "verde", porque el 90% de los viejos lo son, por lo tanto es algo intrínseco al sustantivo "viejo" y puede que resulte reiterativo). El pseudoancianito ha aprovechado que la distancia entre él y el contedor azul para papel y cartón era minúscula (y no había otro hueco por donde pasar) y el muy CERDO-HIJO DE PUTA-CABRÓN-MAL FOLLAO me ha intentado tocar todo el chumi. Y encima, ha sonreído. Así, como os lo cuento.

Imaginaos mi cara a girarme, claro. Ha bastado un simple "hijo de puta" y un onomatopéyico "zasss" (sonido de la ostia que le he metido en toa la jeta) para que toda la fila y el resto de people de la parada se giraran y me cuestionaran con la mirada.

- Sí, señores, he dicho "hijo de puta" porque este "señor" ha intentado tocarme el chocho.

Jamás en mi vida he dicho la palabra "chocho" porque considero que hay otras muy bonitas y que suenan mucho mejor que esa (véase toto, xumi, xirry...). Hasta el "potorro" de Qayna suena mejor que "chocho". Bien, pues hoy me ha salido del alma y hasta me he sentido mal según lo decía pero no he podido evitarlo.

No tengo ni idea de si alguno de los allí presentes me ha contestado, puesto que he enfilado el rumbo al semáforo mientras le sacaba el dedo corazón al abuelete caliente. Así que, si es delito, que se joda, que también lo es el abuso sexual (y considerar mi toto de dominio público lo es).


Sé que mi vida sexual no es muy abrumadora precisamente y que a veces tonteo con frases del tipo "me voy a tirar al primero que pase", pero con eso no me refería a que cualquiera que se me cruce por la calle tenga derecho a tocarme MI potorro (hay que ver qué posesivas estamos últimamente, ¿verdad Qayna?). Y menos si es un viejo, que de esos me sobran.




Nos vemos en los bares (sí, porque a este paso me voy a dar a la bebida...).

sábado, 24 de enero de 2009

Me lo debo

Hace algo más de un mes desde que escribí mi última entrada con dosis de humor. Unas veces por falta de tiempo y otras por falta de ganas, estoy escribiendo menos y más triste (aunque esa sea la mejor descripcion de la realidad). Y no quiero solo eso. No quiero levantame un día dentro de x tiempo, leer mi blog y llenarme de amargura viendo que al final solo había cosas tristes.

Prometo que despues de exámenes me pongo a ello, porque seguro que me ayudan la futura escapadita carnavalera a Cádiz, una noche de monólogos (ya que este viernes no pudo ser) o ¡¡¡the typical Kenya's house dinner!!! Algunas tenemos solo tres, así que me tomaré una semana de vacaciones cuando acabe.


Vamos tribu, por los viejos tiempos, por los buenos y por los malos, y por todos los que nos quedan. Para que la fiesta mexicana de febrero 2008 no sea un hecho aislado, hay que retomar la temática (ya se propusieron ideas, jejeje). Quiero disfrutar al máximo (toma nota, economía, toma nota) el tiempo que me queda aquí, porque no sé si es mi último año o si volveré tras el verano. Pero bueno, eso ya es otra historia (para un futuro post, no me jodas, ¡no lo voy a contar to en este!)


Nos vemos en los bares.

viernes, 16 de enero de 2009

El método tradicional



Existe un alto porcentaje de personas cuyas vidas cuentan con más días tristes que felices. Tal vez sea gente que pide mucho, que no se conforma con lo que tiene o que está acostumbrada a su situación y piensa que no puede aspirar a algo mejor.

Es entonces cuando la tristeza les visita. Ya les podrán preguntar a sus amigos / familia / entorno cuál es el problema, qué les pasa o dónde está la sonrisa que solían vestir, que la respuesta será siempre la misma: el silencio. Tal vez se escape un tenue "nada". Y posiblemente lleven razón. No sabrán que les pasa, si hay algún motivo especial que acentúe su penitencia o si su estado anímico será el resultado a un cúmulo de situaciones negativas que acaban de desembocar.

Aunque es bastante molesto no conocer esas razones, puesto que nos impide actuar correctamente a la hora de ayudar, tengan ustedes por seguro que lo mejor que pueden hacer en ese momento no es ni preguntar por enésima vez ni enfadarse porque la otra persona se mantenga callada. Lo único verdaderamente efectivo en estos casos es el método tradicional, conocido comúnmente como el abrazo del amigo.

Cuando eso sucede, interiormente les cambia todo, aunque sea difícil exteriorizarlo y pagarían con un órgano vital por mantener ese estado permanentemente.





Y por eso estoy aquí, cansada de hablar en plural de gente anónima, desconocida, que tal vez se identifique conmigo o tal vez no. Eso no importa. Lo que importa es que tú siempre estás con ese remedio centenario para calmar mis neuras, incitarme a la reflexión, desayunar tranquilamente en la cafetería y decirme "puedes hacerlo".

Por ello y por todo lo que me queda mientras estés conmigo, gracias Men. Lo de Qayna, mejor para tus fans, que lo nuestro es más íntimo...)

jueves, 8 de enero de 2009

29/12/2008


Llevo semana y media sin escribir en el blog. A conciencia. No podía, no quería, no lo sentía así...


Ya todos sabéis lo que pasó el día 29 de diciembre (fecha de mi última entrada del año), un día en el que nunca pasa nada, posterior a los Santos Inocentes y que está en el calendario para tener más vacaciones... hasta este año. Pensaba que se iba a quedar ahí. Un golpe, un accidente, un susto. El problema es que las contracturas y las imágenes de aquel momento que me visitan constantemente no me dejan olvidar lo que pasó. Y quiero volver a dormir.



Me siento mal. Creo que soy una egoísta porque parece que hago una montaña de un grano de arena. Pero no puedo evitarlo.



El vacío. El vacío en mi mente. Verte como nunca has sido: un ser frágil, asustadizo, una imagen difusa, desnuda. Sentir frío. Darte cuenta de que está afectando demasiado a parcelas de ti que no conocías. Que te tiemble la voz al hablar. Que el pánico te guiñe un ojo solo con pensar en el asiento de al lado.



No quiero que esto me cambie, no porque estuviera especialmente orgullosa de mi persona antes de que esto ocurriera, sino para que no afecte a mis relaciones personales. Lo siento por lo que voy a hacer, decir, pensar y sentir en los próximos días respecto a vosotros.







Sola. Más que nunca, igual que siempre. Sola cuando más te necesito. Sola sin ti.