Nunca creí que este momento llegaría... y se supone que es lo más parecido a la felicidad que he vivido nunca.
Aún así, me siento rara, extraña, pero "entera", eso sí. Era lo que más me preocupaba: dejar de ser yo, que una parte de mi se evaporara para siempre. Aún no lo sé.
Entrada desordenada, al igual que mi cabeza en este momento. Está loca. Tiene todas las razones para estar bien y se come a sí misma. Puede ser feliz y parece que no quisiera. Será que después de tanto tiempo en la celda se le ha olvidado cómo sentirse cuando te pasan cosas buenas... . Y la patata ("corazón" es una palabra muy fea)..., mejor no hablemos de la patata, porque todavía no se lo cree.
No tenía ni idea de cómo iba a reaccionar... ni yo tampoco. Me lo imaginé mil veces pero sé que así no era (ni para bien ni para mal), aunque supongo que era de esperar... .
Este post no tiene lógica, pero no consigo ordenar las ideas de manera coherente. Mi sentido común está de vacaciones y, de momento, no he conseguido ser como Laurita Zaragoza, que asume las cosas de manera envidiable. Así que me voy otra vez a la cama.
(Y se oyó una voz lejana: "Disfrútalo. Ahora es tuyo. No lo tires por la borda... esta vez, no.")
Y el silencio se hizo eterno.
Hace 6 horas