lunes, 23 de febrero de 2009

Rozando el cielo


Impresionante. No hay más.

Como he dicho en otras ocasiones, estoy en una etapa en la que se están dando muchas "primeras veces", entre ellas, mi primera vez en el Carnaval de Cádiz. Calculo que aproximadamente los 6000 millones de personas que habitan la Tierra estaban el sábado allí. Entrar (o el simple hecho de intentar hacerlo) en la plaza de la catedral ya suponía toda una odisea: un océano de personas en ambas direcciones, clavándote espadas y otros complementos en tu cuerpo y haciendo del contacto físico una quimera si lo comparamos con lo que allí aconteció.

Mi intención de llegar allí simple y llanamente para hacer botellón era totalmente nula. Quería divertirme, escuchar a los grupos y, porqué no, conocer gente con la que echar unas risas. Por ciertas cosas obvias para los que pasáis por aquí, todo eso no pudo ser, o por lo menos, no del todo, sin olvidar mi "desliz"... (el gafe global del finde, próxima entrada)

Sola. El escenario y yo. Segunda fila, detrás de la que iba de Amy Winehouse (la número 3458, mínimo). Tuve la maravillosa suerte de escuchar a algunas de las mejores agrupaciones que concursaron en el Falla, pero el feeling que se creó con el coro de las less (o de Valdés, para más señas) y con la comparsa de Los Trasnochadores fue increíble. Uno de los miembros del coro se fijó en que estaba cantando todas las partes de su actuación, me sonreía mientras lo comentaba con otros integrantes a la par que cantaban genial. A eso le sucedieron los cuchicheos y sonrisas entre todos ellos, sobre todo cuando me señalaban (la chica del gorro). Cuando terminaron su actuación, el chico que me había "descubierto", tomó rumbo a uno de los micros:

"La actuación ha terminado, pero no podemos irnos sin dedicarle un pasodoble a esa peassso de presa (yo iba disfrazada así) que ha cantado todas las canciones desde el principio. Porque haces que esto sea grande, esto es para tí, preciosa."

Mira, cuando ví que me señalaba y que todo el mundo se giraba para mirarme y aplaudía, casi me muero. Se me saltaron las lágrimas, aquello parecía una película. La pena es que no pude acercarme a saludarles, puesto que la gran masa de gente que rodeaba el escenario me lo impedía y me quedé con las ganas. Pero aún así, gracias,"chicas", gracias a "vosotros" por hacerme tan feliz esa noche.

La velada terminó con la actuación de Los Trasnochadores, que consiguieron tocarme la fibra sensible (esa que se perdió entre el disfraz de stripper que llevaba) y a ellos sí que les pude saludar. El abrazo que me dió uno de los componentes tras mi felicitación (muy profunda y sincera, por cierto) puso el cierre a la gran noche de carnaval que viví.



Me enamoré de tí, Cádiz, de tu arte, de tu gente, de tu fiesta. No descarto pasar alguna temporadita por allí algún día y, por supuesto, muchos más carnavales.


Tenemos una cita.





3 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué grande es Cádiz. Soy de los que, siendo de Jerez, siento admiración por la Tacita, algo incomprensible por las denotadas muestras de chovinismo de unos y otros. Este año no ha podido ser, pero tengo que ir, como dices, a ver agrupaciones y a disfrutar, cosa difícil de hacer entre el caos del primer sábado. Tengo la espinita clavada, sí.

Carmen dijo...

La próxima vez que pretenda entrar salir de la plaza de la catedral el sábado de carnaval, recuerdame que me lleve el lanzallamas...

xDDD

Anónimo dijo...

Muy bueno el blog¡¡¡no sabía donde dejarte la felicitación--- Te seguire de cerquita eee