jueves, 8 de enero de 2009

29/12/2008


Llevo semana y media sin escribir en el blog. A conciencia. No podía, no quería, no lo sentía así...


Ya todos sabéis lo que pasó el día 29 de diciembre (fecha de mi última entrada del año), un día en el que nunca pasa nada, posterior a los Santos Inocentes y que está en el calendario para tener más vacaciones... hasta este año. Pensaba que se iba a quedar ahí. Un golpe, un accidente, un susto. El problema es que las contracturas y las imágenes de aquel momento que me visitan constantemente no me dejan olvidar lo que pasó. Y quiero volver a dormir.



Me siento mal. Creo que soy una egoísta porque parece que hago una montaña de un grano de arena. Pero no puedo evitarlo.



El vacío. El vacío en mi mente. Verte como nunca has sido: un ser frágil, asustadizo, una imagen difusa, desnuda. Sentir frío. Darte cuenta de que está afectando demasiado a parcelas de ti que no conocías. Que te tiemble la voz al hablar. Que el pánico te guiñe un ojo solo con pensar en el asiento de al lado.



No quiero que esto me cambie, no porque estuviera especialmente orgullosa de mi persona antes de que esto ocurriera, sino para que no afecte a mis relaciones personales. Lo siento por lo que voy a hacer, decir, pensar y sentir en los próximos días respecto a vosotros.







Sola. Más que nunca, igual que siempre. Sola cuando más te necesito. Sola sin ti.

3 comentarios:

Dafne Laurel dijo...

ay muchacha...

Me_llaman_coko dijo...

No te afectará, estoy seguro.

Un besoo

Anónimo dijo...

No sé si tiene mucho que ver con lo que cuentas en tu entrada, pero empatizo un poco con lo que dices del accidente. Tuve un accidente de coche brutal, donde iba de copiloto; no nos pasó nada a ninguno, pero por unos segundos sentí que sí.

Antes de aquello, me planteaba el existencialismo muy a menudo. Desde entonces, me he vuelto bastante más pragmático, y la conciencia de la muerte es la que más me inspira a vivir.

Igual es una chorrada, pero es mi punto de vista.